Cómo Diantres Nació Eje Pollo Tan Feo!!!
Por: El Director
Amaneció una mañana el Director con la colérica idea de tatuarse su brazo derecho. Buscó y buscó en todo tipo de revistas, de graffittis, de publicaciones y demás para ver que imagen escogería para hacer su brazo inconfundible.
Buscando y buscando apareció de entre mil gráficas un horrendo pollo en una revista, en un artículo que hablaba sobre la canasta familiar (ver imagen izquierda. No mi izquierda…, “tu” izquierda!). Pensó entusiasmado entonces “veee, porque no me tatúo este pollito tan gooonito, mmm…?”, arguyó pa’ sus adentros el insano. Pero luego dijo “Bah!, qué me voyajer eje pollo tan feo!”. Pero luego la musiquita de fondo sonó (los violines y eso), el dibujito y el Director se miraron, corrieron las lágrimas por las mejillas y fue cuando el cebo dijo “Siiiii, siii; el pollito está del pitis”. Se fue entonces pa’ donde L… T… (prohibida la publicidad no pagada y menos en Internet) y se hizo tatuar para siempre tan caricaturesca imagen en la parte frontal de su musculoso brazo derecho.
El Director y su pollo se miraban todos los días en el espejo. Todos los días, tooodos los días… hasta que un día le dio porque quisque no le gustaba!!! Cómo le parece a usté pues esta cosa tan berrionda ah?. Hay un dicho que reza “nada más arrepentido quiun tatuao”, y eso es tan cierto que es ciertísimo.
Total que corrido apenas 1 año el Director ya estaba mamao con el bendito Pollo. Y en un viaje a los Yunares, atormentado ya por la detestable imagen, tomó la decisión y se lo hizo tapar con otro tatuaje por supuesto más grande, pero en esta ocasión se trataba de un Aguila herrrmosa, con sus alas desplegadas y unas garras que mejor dicho, la de Reno Raines es un chulo inmundo al lado de ésta (mmm… saludos viejo Fríjolnegro, don’t take it too personal). Y ante decisión tan agresiva sus amigos al Director le decían: “Ve Juan, y cuando te aburrás del águila te vas a tatuar encima un dragón pa’ taparla o que?, ja jaaaa”, y reían descosidamente. Sí que desalmados nojerto?, se burlaban y le hacían constante mofa al alado, pero el Director, incluso después de varios años ya de haberse tatuado aquella águila, porta hoy orgulloso su plumífera imagen a donde quiera que vaya y vive feliz con ella.
Este cuento tan largo termina en lo siguiente: A pesar que el Pollito había fenecido, pues de todas formas había cobrado vida alguna vez en el brazo del Director. Había sido aclamado, admirado, besado, acariciado y envidiado. Tenía personalidad, prestancia, caos, hidalguía, detrimento, y personalidad. En los clubes más conocidos de la ciudad la gente no paraba de aplaudir, era el centro de todas las miradas (no, en zerio). Qué mejor entonces que adoptarlo como mascota para acompañar al título del Esporiódico!!!
Y fue así (cuenta la historia) como se instituyó al venerado Pollo como logotipo insignia de El Tachenko hasta que San Juan agache el dedo como decía mi agüelo, o por lo menos hasta que el dueño (del pollo) se queje. —ET